Gatita asiática sumisa quiere leche


Mi novio y yo jugamos un juego muy sexy anoche. Quería ser una gatita asiática sumisa y muy complaciente. Así que me pinte la nariz como un gato, me puse orejas pequeñas y me puse un collar. Yo era una gatita hambrienta que quería su leche. Pero para que su maestro la alimentara, ella tenía que obedecer y hacer lo que él le pidiera. Tenía que acariciar, lamer y chupar tantas veces como quisiera en cualquier parte de su cuerpo. Fue muy emocionante dejarlo en control del juego, dejarse llevar por sus deseos e impulsos sexuales. Al final fui una buena gatita y él me dio de comer mi deliciosa y calentita leche.